Kodokushi

10:44 – 12 Dec. 2047

Me acabo de levantar. Sigo en pijama. Es una prenda térmica que compré hace un mes. Por la noche se cierra por completo alrededor de mi cuerpo. Es como dormir en un ovillo. Cuando confirmé el pedido temí que no cupiera por el tubo de transporte, pero la Federal de Correo Atómico se las arregló para enrollarlo. Me ahorraron una buena molestia: la sola idea de abrirle la puerta a un cartero me pone de los nervios.

14:20 – 12 Dec. 2047

Nada nuevo en la red. Aparte de la clásica pornografía emocional, mis contactos muestran fotos de sus viajes –es verano-. Mi vecina Erika aparece en una simulación bastante convincente de Manhattan. Tiene buen gusto, Erika. A veces hablamos por holoconferencia. Por su cumpleaños le compré un Cadillac a su mascota LePet. Me emocionó ver la cantidad de puntos positivos que recibí a cambio.

09:14 – 13 Dec. 2047

Las vacaciones son un rollo. Mi cuenta de trabajo está temporalmente desactivada –política de la empresa-, así que no puedo ni siquiera cotillear lo que están haciendo los presenciales en la oficina. Se ve que no quieren que nadie les vea corretear por el pasillo en chaqueta y corbata. En fin. Supongo que esta desconexión me viene bien para recuperar algo de perspectiva. Si solo hubiera algo más de actividad en mi red…

11:56 – 13 Dec. 2047

Nervioso. Cada cierto tiempo, la red actualiza su código y entonces aparecen nuevas funciones o desaparecen otras. Estos cambios molestan a todo el mundo. Obligan a reaprender cómo hacer cosas tan básicas como expresar emociones o vender virtuancías. Es casi como tener que aprender a caminar otra vez. El último Gran Cambio produjo 7 mil millones de odios. Menudo Yahoo! fue eso.

18:46 – 13 Dec. 2047

No lo entiendo. Se supone que debería ver más actividad. Tengo más de 1.500 amigos en la red, eso sin contar los laborales y los casuales. Cuando pongo alguna actualización de estado o cuelgo una foto de gatitos suelo recibir un promedio de 30 palmaditas y 5 o 6 medallas de honor. Es lo normal. Quiero decir, incluso una mierda de publicación automática sobre mis constantes vitales suele tener esas reacciones. Hoy, en cambio, nada de nada. Cero.

08:33 – 14 Dec. 2047

He contactado con el Servicio de Contención del Cliente de la red. Es complicado, pero no imposible. La gente suele exagerar mucho. Cuando superé el cuarto nivel de preguntas y respuestas, se abrió un formulario especial. El puñetero captcha animado fue bastante difícil de matar, pero una vez superado eso y una prueba de inteligencia verbal pude redactar el mensaje. He puesto emoticonos de mi reserva vintage para impresionarles.

11:40 – 14 Dec. 2047

Llevo tres horas esperando y todavía no me han contestado.  ¡Y gasté seis emoticonos Gran Reserva! Estoy tan furioso… Obviamente me he quejado de ello, pero como no sé si la gente me lee o no… La actividad, por cierto, sigue, aunque ahora parece todavía más insulsa. Más que de costumbre, quiero decir. Quizá sea una percepción mía. ¡Yo también quiero jugar!

21:21 – 15 Dec. 2047

Es mi cuarto día de vacaciones y lo he gastado casi por completo leyendo documentación, buscando en foros de mala muerte y probando aplicaciones que bordean lo ilegal. Todo con un solo objetivo: conseguir que me vean, o que el servicio de contención note mi existencia. Por ahora mi éxito ha sido nulo. Juraría que afuera ha anochecido (lo dice mi widget climático). Estoy cansado y frustrado.

13:03 – 16 Dec. 2047

En la cama. No tengo ganas de levantarme. A la mierda todo.

04:21 – 17 Dec. 2047

08:01 – 18 Dec. 2047

Esta mañana me siento bien. Moderadamente optimista, por decirlo como mi app terapéutica favorita. Recibí un mensaje en mi cuenta de correo electrónico. Hace años que no la uso. Era spam nigeriano del bueno. Una perla. Lo he guardado en una carpeta especial para revenderlo a un media hunter en cuanto mi red vuelva a funcionar con normalidad. De momento, espero con paciencia. Y leo. He vuelto a leer, sí. Tengo ganas de contarlo. Pero no hay red.

16:39 – 18 Dec. 2047

He enviado unos cuantos correos a amigos destacados, de los que suelen otorgar medallas y pegatinas costosas en mis actualizaciones. Correos. Hacía años que no redactaba uno. De diez que he enviado, seis han sido rechazados por el servidor. Los otros no me han contestado. He iniciado viejas aplicaciones también. Ni un alma en más de 20 sistemas de mensajería. Conecté al viejo chat y solo había inteligencias artificiales que querían tener sexo conmigo. Deprimente.

06:50 – 19 Dec. 2047

Estoy considerando seriamente la posibilidad de usar el teléfono. Vivo en un piso colmena de quinta generación: por ley deben construirse con un teléfono digital terrestre, pero nadie lo usa. El mío está detrás de una estantería de cómics falsos que compré en Etsy, en un panel oculto en la pared. La última vez que limpié parecía estar intacto. Quizá mañana me arme de valor e intente llamar a alguien, pero no sé a quién. Debería encontrar primero mi vieja agenda electrónica. Je.

12:09 – 19 Dec. 2047

Se me hace raro usar el teléfono. No odio hablar, pero pueden pasar días enteros antes de que lo haga. Y hablar por teléfono es realmente extraño. Te obliga a prestar atención a una sola cosa. Por cierto, no he podido comunicar con nadie todavía: marco los números y no sucede nada. Y sigo sin acceso a la red. Por lo demás, no me siento tan mal. He acabado ya dos libros y he vuelto a usar el aparato de gimnasia integral. El ejercicio me está ayudando a dormir.

22:10 – 19 Dec. 2047

El teléfono no funciona. He tirado la agenda por el destructor de basura. Soledad inaguantable.

15:55 – 20 Dec. 2047

MIERDA MIERDA MIERDA MIERDA MIERDA

18:32 – 21 Dec. 2047

Hacía dos años que no salía del piso, pero esta mañana no pude más. Salir por el pasillo es lo peor. Es muy largo. Hay docenas de puertas a ambos lados y nunca estoy seguro de saber regresar  a la mía. Tardé una hora en alejarme de mi puerta. Quería estar seguro de recordar el número y los pequeños detalles. Al final pinté una marca en un rincón de la puerta y me fui.  Solo di un corto paseo. Mañana intentaré ir a ver a la vecina.

11:23 – 22 Dec. 2047

Erika no está. He llamado a su puerta y no ha abierto nadie. ¿Puede ser que no esté en casa? Es absurdo. No hay nada interesante fuera. No hace falta ir a ningún sitio. ¿Se ha ido acaso para siempre? Este pensamiento me tortura. Hablar con mi vecina no es como tener Red, es algo distinto. Me hace sentir bien de otra forma. O eso creo. Ni siquiera sé cuántos años tiene. Mañana volveré a intentarlo. O quizá no.

18:39 – 22. Dec. 2047

He intentado abrir mi consola para ver si había algo roto, pero no he podido. No tengo herramientas. Tampoco tengo cuchillos, y mis sporks para la cómida son de plastofibra flexible, así que no sirven. Realmente nunca había caído en la cuenta de lo cerrado que es todo. Mi consola no está pensada para ser abierta por un usuario. Y lo mismo pasa con el teléfono o el emisor holográfico. Todo cerrado. Y yo sigo encerrado en un piso sin red.

20:40 – 22 Dec. 2047

Antes hablé de abrir cosas. Hace una hora intenté abrir mi ventana, pero no se puede. Cuando vinimos a vivir a las Colmenas nos dijeron que era posible. Bueno, no es que lo dijeran… leí en la red una historia sobre alguien tirándose desde el nivel 8. Ahora que lo pienso, no recuerdo si se refería a la ventana o a la azotea. Tampoco creo que sea posible subir a la azotea. El caso es que sigo sin red. ¿Qué novedad, eh?

21:03 – 23 Dec. 2047

He estado todo el día leyendo y mirando fuera de la ventana, otra de cosas que solo hacía cuando era pequeño. Puedo ver el centro de la ciudad a lo lejos. Abajo solo hay una gran extensión de tierra con unos pocos árboles. Y carreteras que se cruzan. Por la noche veo fuegos debajo de esas carreteras. Seguro que hay personas. Gente que vive fuera, en la calle. Gente que no necesita la red.

11:49 – 24 Dec. 2047

La última vez que pasé por el vestíbulo fue al llegar al bloque, hace doce años. Hay muchas cosas que ya no recordaba. Y otras han cambiado. Los buzones de correo atómico han sido arrancados. La pantalla modular de la pared, que mostraba escenas de playas tropicales, parece llevar apagada muchos años. Hay suciedad y colillas y hojas. Huele a orín. No es un sitio agradable en el que estar, pero es diferente.

14:08 – 24 Dec. 2047

Fuera hace frío. La sensación me recordó a cuando abro la nevera en el piso, pero el frío de afuera es distinto: es más variable debido al viento y la lluvia. Lo primero que hice al traspasar el umbral del bloque fue mirar hacia arriba, buscando mi ventana, y los ojos se me llenaron de agua. Luego miré hacia delante. Me puse a correr por una gran explanada de basura y tierra batida durante no sé cuánto tiempo.  No vi a nadie. O eso me pareció. Regresé mojado a casa y dormí como nunca antes había dormido.

21:00 – 25 Dec. 2047

Hay gente. Fuera hay gente. Gente de verdad. He vuelto a bajar, me aventuré más allá del viaducto y ahí estaban: figuras parduzcas contra el horizonte gris. Me he acercado a ellas lentamente y vi rostros sucios y demacrados. Se estaban calentando alrededor de un bidón en el que queman basura biodegradable y madera de los arbustos salvajes de los que crecen en la explanada. Tenían algo en las manos que iban pasándose a intervalos regulares. Algún tipo de brebaje, creo. Reían mucho. Parecían felices. Me miraron unos instantes, quizá extrañados por mi aspecto, y luego siguieron hablando y riendo. Uno de ellos me hizo señas con la mano: me invitaba a unirme al grupo. Yo di media vuelta y corrí lo más rápido que pude hacia el bloque.

12:00 – 26 Dec. 2047

He soñado toda la noche con gente. Esta noche volveré fuera. Quiero estar con ellos. Quiero hablar con alguien. He preparado una bolsa con comida y me he puesto el termopijama encima de mi ropa de trabajo. Debería bastar para superar la noche sin enfriarme demasiado. Todavía no puedo creer que hubiera gente más allá de estos muros con los cuales charlar y pasar el rato. Es como la red, pero sin red. Solo personas. Gente.

09:44 – 04 Jan. 2048

Soy Erika, la vecina de Albert J. Weltschmerz. La Comisión de Asuntos Vitales de la red me ha pedido que escriba aquí un pequeño memorial sobre él. Me eligieron por el número de interacciones que había tenido con Albert a través de la red. No sé si tiene familiares vivos: los agentes de la red solo encontraron estas notas en su piso, que adjunto a su muro.

Albert fue hallado muerto fuera del bloque el día 2 de enero, debajo de un viaducto. Lo encontraron tendido boca arriba, con los ojos abiertos y una gran sonrisa todavía en el rostro. Solo llevaba puestos zapatillas y calzoncillos. Según el forense, la causa de la muerte fue hipotermia. Estaba borracho también. Él, que nunca bebía nada que no tuviera la marca EcoBet (haz clic aquí para hacerte fan) y jamás salía de su piso. De veras que no lo entiendo. Lo tenía todo. Parecía feliz.

Lo que más me desconcierta de todo lo ocurrido es el mutismo en el que se había encerrado desde hace unas semanas. Solíamos hablar mucho a través de la red. Y un día, de repente, dejó de leer mis mensajes y de enviarme regalos. Sé por el registro de mi puerta que había intentado venir a verme el día 22 de diciembre, pero yo estaba visitando a mis padres, que viven en el barrio D3. Si hubiese estado en casa, quizá ahora seguiría vivo… [Emoticono triste].

A todos los que conocíais a Albert: por favor, dejadle un último Like o un regalo virtual. Sé que lo hubiera apreciado muchísimo. Gracias.