No me toques el nervio vago…

El cacharro que estáis viendo sobre estas líneas es un sistema de terapia antidepresiva, concretamente para aquellas depresiones que resisten la acción de los fármacos o de la psicoterapia. O eso dice Cyberonics, la empresa que lleva comercializándolo desde el 2005. Desde que la FDA aprobara su uso, ya lo han implantado en medio millar de pacientes, con una operación que dura entre una y dos horas. Os preguntaréis qué es lo que hace el trasto.

Se supone que aplica trenes de pulsos eléctricos de treinta segundos de duración al nervio vago, cada cinco minutos, a lo largo de todo el día. Impulsos de 0.25 mA y una frecuencia que oscila entre los 20 y 30 Hz. En la patente no se dice gran cosa, pero sí he visto, buscando un poco, que esta gente ha solicitado patente para la aplicación de la VNS en movimientos involuntarios, migraña, fallos en el riego sanguíneo, ansiedad y TOC, autismo y bulimia. ¡Manda huevos, qué optimismo!

El nervio vago inerva toda la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo, teniendo efectos de control opuestos a la rama antagonista, la simpática, resultando fundamental para la homeostasis. El nervio vago – resumiendo – es un “cable” conectado a los sistemas de relajación del organismo en su rama eferente (la que baja), y una fuente de datos sobre el estado de los órganos en su rama aferente (la que sube). El pensamiento que hay detrás de la VNS, pues, debe ser de lo más intuitivo: si se estimula el nervio vago ya se puede decir “adiós” a un buen conjunto de problemas – con lo cual no sé en qué se diferenciaría de un batacazo con una porra de madera.

Pero sigamos.

En el artículo titulado “Vagus nerve stimulation (VNS) for major depressive episodes: one year outcomes“, los autores mencionan que hay un efecto positivo de la VNS a largo plazo en pacientes depresivos resistentes a las terapias tradicionales. Puede leerse en el abstract que han usado la Hamilton Depression Rating Scale, que es un sencillo cuestionario de 21 ítems que el doctor rellena observando / entrevistando al paciente. En lugar de usar autoinformes de depresión como el clásico BDI, esta gente ha dejado que fueran los doctores los que juzgaran la mejoría en los síntomas. Obviamente, en la web para profesionales, típico truño comercial con stock-photos de gente sonriendo, ponen la VNS en un pedestal.

Con todo, siempre hay algo que huele a podrido en Dinamarca (o en el NASDAQ). Como aperitivo tenemos una carta de ciudadanos pidiendo la retirada del VSN:

 

We strongly urge you to reject the pending Premarket Approval (PMA) application for Cyberonics’ NeuroCybernetic Prosthesis (NCP) System, more commonly known as Vagus Nerve Stimulation (VNS) Therapy, for the new indication of treatment-resistant depression (TRD), because the safety and efficacy of this medical device have not been established. The only randomized trial conducted (study D02) failed to demonstrate the efficacy of the VNS device for TRD, and the nonrandomized efficacy analysis submitted by the sponsor was deemed “highly questionable” by the FDA statistician

De hecho, cuando uno se para a leer el sumario de seguridad compilado por la Federal Drug & Food Administration, encuentra perlas. Por ejemplo:

 

Excessive stimulation at an excess duty cycle (that is, one that occurs when ON time is greater than OFF time) has resulted in degenerative nerve damage in laboratory animals. An excess duty cycle can be produced by continuous or frequent magnet activation (? 8 hours), as determined by animal studies. Cyberonics recommends against stimulation at these combinations of ranges.

El VNS interfiere además con la voz (el nervio vago, entre otras cosas, inerva los músculos de la laringe). Además la FDA mostró preocupación por el empeoramiento de algunos pacientes. Parece también que están haciendo publicidad deshonesta. Pero business is business, y el cachirulo cuesta 20.000 dólares. De momento, el debate sigue.

Personalmente encuentro el asunto bastante triste (deprimente también, ya que estamos). Tenemos una enfermedad, la depresión, de altísimo coste social, cuyos cuadros más fuertes y de peor pronóstico siguen escapando las terapias actuales en muchos casos. En este marco, llegan los de Cyberonics con un implante que recuerda la tecnología borg y la FDA lo aprueba, medio desesperada. Luego, como imagino que ocurrirá, el cachivache será retirado del mercado, no sin antes haber supuesto una pérdida de tiempo, dinero y recursos (y si pienso en la cantidad de aplicaciones para las que han solicitado patente me entran mareos).

Mientras tanto, los responsables se habrán forrado a costa de los pacientes.

P.D: Desdramatizando, que es gerundio: si uno/a quiere alegrarse con estimulación eléctrica, tiene a disposición un antiguo artilugio de reconocida eficacia y seguridad…